¿Notas que vas a 1000 revoluciones por hora?, ¿tu cuerpo está más tenso de lo normal?, ¿te cuesta dormir y descansar bien?, ¿tus familiares te dicen que últimamente te notan estresado o estresada?, ¿sientes que no llegas a todas las tareas que tienes pendientes de hacer en casa y en el trabajo?, ¿tienes la sensación de que hay noches que te metes en la cama física y emocionalmente agotod@?…
Si te has sentido identificad@ con estas preguntas no dejes de leer el siguiente artículo, ya que en él voy a profundizar un poquito más sobre el estrés, uno de los motivos más comunes y habituales que empujan a las personas a empezar un proceso de terapia individual.
l estrés no es otra cosa que la respuesta del organismo a aquellas situaciones que son percibidas como amenazantes, se trata de una respuesta inconsciente y beneficiosa, ya que tiene por objetivo mantenernos a salvo.
El estrés ocurre y aparece cuando la demanda de la situación excede la capacidad de respuesta del propio organismo.
Así pues, y en busca de una definición, diremos que el estrés se manifiesta como un proceso complejo y multidimensional relacionado con la supervivencia de un organismo ante un estímulo, externo o interno, considerado amenazante (bien por el exceso de la demanda, bien por la falta de capacidad de respuesta) y que moviliza en el organismo sus recursos fisiológicos y psicológicos.
Síntomas
El estrés se puede manifestar en cada persona de diferentes maneras y a diferentes niveles.
Esto significa que no siempre son los mismos síntomas los que van a aparecer en la persona que esté sufriendo estrés, sino que son varias las facetas de la vida personal que resultan impactadas de una manera significativa.
Síntomas emocionales y psicológicos
- Sensación de tristeza, pena o depresion.
- Problemas para controlar y manejar las emociones, puede pasar a menudo con el enfado o la ira. Irascibilidad.
- Inestabilidad Emocional
- Apatía, desilusión, desgana, falta de motivaciones.
- Miedos generalizados.
- Impaciencia y baja tolerancia a la frustración.
- Dificultad para mantener la atención, problemas de concentración, olvidos frecuentes, problemas de memoria.
Síntomas conductuales
- Aparición de adicciones a ciertas sustancias estimulantes como café, alcohol, tabaco, fármacos, drogas, etc.
- Comportamiento más violento o agresivo de lo habitual.
- Inhibición o aislamiento social.
- Alteraciones en la conducta del sueño: insomnio o hipersomnia.
- Alteraciones de los hábitos de alimentación.
- Desarrollo de comportamientos de alto riesgo, como por ejemplo sexuales, conducción arriesgada, etc.
Síntomas fisiológicos
- Problemas musculares: contracturas, dolores de cuello y espalda.
- Dolores de cabeza, migrañas, jaquecas, cefaleas.
- Problemas de estómago: gastritis, diarrea, estreñimiento, dolores de tripa, úlceras.
- Náuseas o vómitos.
- Sensación de agotamiento extremo, cansancio generalizado o falta de energía.
- Pérdida o aumento significativos de peso.
- Hipertensión arterial o taquicardias.
- Exceso de sudoración.
- Disminución del deseo sexual.
Causas
Lo mismo que ocurre en el apartado anterior, en relación a las causas, hay innumerables factores y desencadenantes que pueden afectar en la persona, causando un cuadro o respuesta de estrés. Por lo tanto, son múltiples los elementos concretos que pueden desencadenar o potenciar el estrés.
Factores desencadenantes
Consiste en aquellos elementos que hacen que aparezca el estrés, cuando antes no existía. Causas que inician este proceso emocional, y que actúan como precipitantes.
- Estar sometido a una alta presión en el entorno laboral.
- Cargar con una gran responsabilidad laboral o en las relaciones familiares por el cuidado de otras personas.
- Problemas económicos.
- Pérdida de empleo.
- Problemas importantes de salud o diagnóstico de una enfermedad grave.
- Rupturas sentimentales, separaciones, duelos y experiencias de perdida de seres queridos.
- Multitarea, tener que sacar adelante más tareas de las razonables para una única persona.
- Plazos de trabajo constantes y excesivamente limitados.
- Oposición o examenes
- Jornadas laborales excesivamente prolongadas, sin tiempo para descansar.
- Dificultad para la conciliación familiar o para disponer de tiempo libre.
- Relaciones conflictivas con los compañeros de trabajo.
- Malas relaciones familiares.
Factores condicionantes
Elementos que actúan sobre lo ya existente. En este sentido, se trata más bien de elementos que potencian la respuesta de estrés y lo prolongan en el tiempo.
- Habilidades personales propias de cada individuo, como por ejemplo, empatía, resiliencia…
- Estar sometido a una situación de acoso laboral.
- Disponer de un bajo salario profesional.
- Imposibilidad para promocionar o para desarrollarse profesionalmente.
Tipos de estrés
Estrés agudo
Aquellos casos de estrés que se dan en periodos reducidos, de manera puntual y en los que hay un periodo de duración que empieza y que claramente termina. Este se da cuando aparecen los factores desencadenantes, aunque una vez que estos dejan de existir, el estrés también desaparece.
Un ejemplo de estrés agudo podría ser, por ejemplo, unas semanas con un pico de trabajo más intenso de lo habitual por un proyecto con fecha de entrega. Además, muchas veces este tipo de estrés suele ser periódico, en unas fechas predeterminadas.
Estrés crónico
En el caso del estrés crónico, concurren además factores condicionantes; esto hace que, aunque los factores desencadenantes hayan desaparecido, el estrés permanezca vivo. Este tipo de estrés puede ser especialmente peligroso, ya que se prolonga durante largos periodos deteriorando gravemente la vida de quienes lo padecen.
Eustrés
Estrés de intensidad leve o moderada que nos mantiene activos, alertas e implicados en nuestro trabajo. Esto tiene un efecto claramente positivo, ya que nos hace más productivos y eficientes. Se trata, en definitiva, de esa “tensión emocional” o leve estrés emocional que sin ser abrumador nos estimula a redoblar nuestros esfuerzos y facilita el rendimiento.
Estrés postraumático
Reacción patológica a eventos enormemente estresantes y traumáticos, que implica la aparición de síntomas intrusivos, conducta de evitación, la experiencia traumática revivida y síntomas de activación fisiológica.
Tratamiento
Y una vez identificado lo que nos pasa, y teniendo claras las consecuencias del estrés que queremos mejorar, ¿Qué es lo más conveniente para empezar?
- Lo más recomendable siempre es ponerse en manos de un buen profesional para empezar un proceso terapéutico individual y abordar el estrés con el objetivo de mejorar.
- Será muy conveniente aprender a poner límites y marcar distancias entre la vida personal y la vida laboral.
- Retomar actividades cotidianas de disfrute y que nos aporten emociones positivas.
- Practicar mindfulness es un aliado imprescindible contra el estrés. Empieza ahora desde casa con nuestro
- Aprende técnicas de relajación
- Realiza actividades sociales que te ayuden a la recuperación de actos lúdicos y a la creación de un entorno seguro y de confianza.
- No te apalanques en el sofá, haz deporte de manera regular.
- Desarrollo de habilidades personales, imprescindibles para garantizar el bienestar social y emocional
- Cuida tu alimentación, come de forma saludable y variada.
- Duerme lo suficiente.
En la Asociación Activos y Felices contamos con un equipo de profesionales al que les puedes preguntar tus dudas.
asociación@activosyfelices.org