Perder a un ser querido es, sin duda, uno de los momentos más dolorosos. Ese vacío, la tristeza y la sensación de no saber cómo sobrellevarlo son emociones difíciles de manejar.
Todos, tarde o temprano, entraremos en contacto con la muerte. Pero hoy me refiero a la desaparición de seres queridos y cercanos, me refiero a recordar a los que no están con nosotros. Para mí no es fácil hablar de esto, hace unos años perdí a mí padre. Tarde tiempo en darme cuenta que mi manera de reaccionar a la muerte no es igual a la forma de la mayoría dado mi rasgo ALTAMENTE SENSIBLE. Me he llegado a juzgar mucho por mi intensidad, sintiéndome ‘exagerada’, también personas cercanas me han llamado “exagerada”.
Me canse de oír mensajes como “tranquila todo se pasa”, “cálmate, las heridas se cierran” y el colmo fue… “hay que ser feliz, si no pones algo de tu parte vas a necesitar un psiquiatra”.
No hay que confundir el proceso del duelo, que hemos de vivirlo todas las personas que perdemos un ser querido, y por encima de todo como PAS no debemos sentirnos culpables por necesitar más tiempo para gestionar el duelo, por sentir con mucha intensidad la falta de nuestro ser querido, no nos queda otra.
Con la perdida de mi padre entre en un sitio oscuro, vacío, frío, donde reina el dolor ‘sin sentido’ su perdida hizo que el ritmo del tiempo cambiase, todo va más lento, se abrió ante mí un dolor que jamás había sentido y que no se describir. Me faltaron las fuerzas para volver al día a día. El mundo no-Pas te mete prisa, te obliga a vivir las emociones de pasada, porque “sentir no está bien visto” … El estrés que todo esto produce es intolerable.
Con la perdida de la presencia física de mi padre se me hacia urgente buscar una forma de sentirlo cerca, aunque no le viese, para ello me concentre en imágenes positivas y vivencias que habíamos compartido. Sin miedo abrí el álbum de fotos familiar para poder sustituir las imágenes del funeral y de la perdida por imágenes cargadas de vida. A estas imágenes las dote de una emoción positiva… comencé a encontrarme mejor.
Por supuesto no es sencillo, pero tuve que decidir o vivir su ausencia con el dolor clavado en mis las 24 horas del día o celebrar su vida a mi lado. Se que parece raro, pero una de las cosas buenas que tiene ser PAS es que nuestras emociones tan intensas nos ayudar e entender mejor el proceso de la vida.
Por supuesto esto no sucede de la noche a la mañana, PAS y no-PAS han de vivir el proceso del duelo, cada uno a su ritmo. Es muy importante la colaboración de las personas que nos rodean respetando nuestro espacio y no estar todo el día diciéndonos lo que tenemos que sentir o hacer, aunque haya buena intención en ello.
Te dejo algunos consejos que a mi me han ayudado mucho.
Date tiempo: No fuerces nada que no te sientas listo/a de enfrentar. A lo mejor hay días que te sientes mejor y otros que todavía sientas ganas de llorar, de estar melancólico y con ganas de estar solo.
Recuerda ser dulce, gentil y paciente contigo mismo/a: cuando estés en un momento de duelo. Date apoyo sobre todo con tus pensamientos. Cuando muere un ser querido, casi siempre nos ponemos a pensar y a pensar cosas que, en lugar de ayudarnos, nos ponen todavía más tristes y melancólicos.
Acepta lo que sientes: Permítete expresar tus sentimientos. No niegues lo que sientas. Abraza tu dolor y déjalo venir a la superficie.
Para mi fue de gran ayuda la práctica del Mindfulness.
Recuerda. «Ser PAS y FELIZ es posible» . Belen Aren. PAS HASTA LA MEDULA
Si te identificas con lo que aquí te cuento o necesitas ayuda, te puedes poner en contacto con nosotros a través de este correo asociacion@activosyfelices.org. El Dr. Garcia Norro, en colaboración con la Fundación Metta Hospice te podemos ayudar a superar el proceso de duelo seas PAS o no-PAS desde la Asociación Activos y Felices