Trazar una ruta siempre va ligada la posibilidad del error. No trazar ninguna ruta deja al azar nuestro destino.
Hay personas que tienden a no tener metas porque tienen miedo a equivocarse o no alcanzarlas, y dejan que las circunstancias decidan por ellas, abandonando así el control de su propia existencia.
Este tipo de personas, que se niegan la posibilidad de «fracasar», paradójicamente, lo acaban haciendo porque al no decidir no tienen posibilidades de salir al encuentro del éxito. Renunciando a la posibilidad de fracasar, renuncian también a la posibilidad de triunfar.
Siempre que elegimos algo, o que realizamos cualquier actividad, estamos renunciando al menos a una de las posibles alternativas. Y puede que esta renuncia sea única, por eso tendremos que valorarlas en su justa medida.
Consecuencias de las decisiones: juzgamos muchas veces nuestras decisiones por lo eficaces que son, pero las decisiones tienen otro tipo de consecuencias.
Lo que es definitivo es que podemos decidir lo que queramos, pero una vez decidido, las consecuencias están determinadas por la decisión.
Y recuerda: no tomar una decisión o aplazar tomar una decisión ya es una decisión en si misma.
DEFINIR OBJETIVOS ALCANZABLES
Define tus objetivos. Para que tus objetivos sean válidos y alcanzables, estos de ben ser:
Específicos: Qué, cuándo, cómo y dónde. “Hacer más ejercicio” no es un objetivo específico. La alternativa podría ser “hacer 30 minutos de yoga tres días a la semana”.
Factibles: Proponerte ganar un millón de euros en seis meses cuando acabas de empezar tu negocio, no parece muy factible (eso sí, si te ves capaz, a por ello). Lo ideal es dividir estos grandes objetivos en otros más pequeños que sean factibles, y así, poco a poco conseguirás la meta que te habías propuesto.
Realistas: Proponerte correr una maratón cuando no has hecho ejercicio en tu vida no sería realista, proponerte “correr los lunes durante 20 minutos” sí podría serlo. A partir de ahí, se puede ir avanzando en los objetivos (corto/medio plazo) para alcanzar finalmente la meta (largo plazo).
Medibles: Tienes que saber cuándo has conseguido tu objetivo. “Ganar más dinero” es un mal ejemplo pues no es un objetivo medible, la alternativa sería “ganar 1500 euros” por ejemplo.
Tiempo definido: Ponerte una fecha límite conseguirá que te centres y esfuerces más por conseguir tu objetivo. Así, siguiendo el ejemplo anterior, puedes sustituir “ganar 1500 euros” por “ganar 1500 euros en tres semanas”.
A menudo hay un abismo entre lo que pensamos y lo que hacemos: cuando hacemos algo a sabiendas de que es inmoral, desacertado o estúpido, sentimos remordimientos. El psicólogo León Festinger usaba el término «disonancia cognitiva» para describir nuestro estado de ánimo cuando nuestras acciones no son consecuentes con las opiniones; por ejemplo, cuando pegamos una bofetada a un niño a pesar de condenar la violencia infantil.
Pero ¿por qué nos resulta tan difícil admitir nuestros errores? ¿Por qué llegamos al extremo de defender nuestras acciones cuando nos enfrentamos a sus desaciertos? En lugar de pedir perdón, nos embarcamos en una de las cualidades humanas más reprobables: la auto justificación.
Esta conducta actúa como un mecanismo de protección que nos permite dormir por la noche y nos libra de la duda. Vemos sólo lo que queremos ver, e ignoramos cualquier cosa que contradiga nuestra opinión. Buscamos argumentos que refuercen nuestra postura. Pero ¿cómo podemos vencer esta disonancia?
La respuesta es muy sencilla: Cambiando nuestro comportamiento o nuestra postura.
Reconoce la incertidumbre y gestiónala: tenemos miedo a la incertidumbre y no sabemos manejarnos en ella. Por eso, es fundamental aceptarla, plantear varios escenarios y hacer planes contingentes para cada escenario.
“Una gran nación es como un gran hombre: cuando comete un error, se da cuenta de ello. Una vez se ha dado cuenta, lo admite. Una vez lo ha admitido, lo enmienda. Considera a aquellos que señalan sus defectos como sus maestros más benévolos” Lao Zi