Activos y Felices visita el Colegio Carmelitas de La Bañeza para impartir una acción formativa «NO AL BULLYNG»

La Asociación Activos y Felices  realiza diferentes acciones educativas y formativas para promover la Educación Emocional como un activo para el bienestar. Desde esta mirada realizamos diferentes proyectos e intervenciones. Una de ellas son talleres para niños y adolescentes sobre el acoso escolar.

Estas actividades forman parte de los Encuentros Intergeneracionales que realizamos desde la Asociación. Durante estas actividades dirigidas se crea un espacio vivencial para reflexionar sobre el fenómeno Bullying, que pretende favorecer el trabajo de las competencias personales de cada miembro del grupo clase. El desarrollo de estas competencias favorecen la promoción del bienestar y la resolución de diferentes situaciones de conflictos producidas en el entorno escolar.

Antes de empezar el taller intentamos conocer y compartir unos instantes con el tutor/a para que nos dé su visión de la situación del grupo, y así adaptar al máximo el taller que hemos preparado a las necesidades y la situación de la clase. Es importante también saber el motivo por el cual estamos en el aula, si se trata de una acción educativa desde la prevención o bien porque ya hay algún caso en el grupo. La verdad es que sea el que  sea el condicionante, lo que va saliendo de los participantes marca la dinámica y ritmo de las actividades que se desarrollan durante las dos horas. Esta es la magia de los talleres.

Así hemos trabajado en el Colegio  Carmelitas de La Bañeza. Nuestra Señora del Carmen (León). Hemos estado con dos grupos en los que la dinámica y el proceso de actuación por nuestra parte ha sido diferente, pues los alumnos eran diferentes.

NiLa, Marta Eva, Encarna y Ana fueron las personas mayores encargadas de narrar historias con el formato storytelling, historias con las que los alumnos se han sentido muy identificados por un lado por el contenido, por otro porque no es habitual que sean las personas mayores las que te lo cuentan.

Lisa y Belén fueron las responsables de ir adaptando los contenidos a las necesidades de los alumnos para poder conectar, intuir, facilitar, promover… hacer sentir a los más jóvenes la injusticia que vive el acosado y sobre todo despertar el deseo de ayudar, participar y no dejar que simplemente suceda porque “no va conmigo”.

Cuando entramos al aula lo primero que hacemos es conectar y respirar el grupo: intercambio de miradas, conversaciones, preguntas, sentimos el clima del grupo, trabajamos en la detección de roles, observamos diferentes informaciones sobre el grupo o sobre personas concretas que hemos recibido del tutor/a, etc. El hecho de saber de entrada que puede haber alguna persona con el rol de agresor/a y con el rol de víctima nos puede remover también a nosotros.

La confianza en los alumnos y en los tutores/se es clave para mantener el mensaje y la mirada que queremos transmitir: bienestar de la persona y del grupo.

Y el proceso de estas 2 horas compartidas, nos crea una ilusión y esperanza de transformación (de clima de clase, de conductas, de elecciones…) que impregna todo el taller y que finaliza con un punto de incertidumbre de qué pasará cuando marchemos.

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